Resumen

Todo cambió cuando él se interpuso en mi camino, sin un motivo, sin una explicación, se propuso cambiar mi vida, y lo consiguió, pero las consecuencias, son impredecibles

jueves, 31 de julio de 2014

8º Entrega

Ciro

Ella se quedó dormida al poco tiempo, me fascinaba verla dormir, su piel pálida y sus pestañas largas sobre sus mejillas. Me propuse que esta vez haría las cosas bien, que iría con mas calma y la protegería por encima de todo. Mil pensamientos rondaban por mi mente cuando vi los faros de un coche precipitarse contra nosotros.
Giré el volante con todas mis fuerzas y oí como las ruedas se quejaban mientras derrapaban por la calzada. Vi el árbol acercarse y antes del impacto me abalancé sobre ella para protegerla, al fin y al cabo, ella podía morir y yo no. 
el ruido de la tapicería del coche retractándose sobre sí misma llenó el ambiente y cuando volví a abrir los ojos, observé como un filo hilo de humo salía del capó aplastado. Bajo mi cuerpo Kristen se revolvía intentando zafarse de mi agarre. 
- ¿Qué ha pasado? - murmuró confusa. 
- Hemos chocado, pero tranquila, no pasa nada - le susurré para intentar calmarla.
De repente me apartó de un golpe y miró a nuestro alrededor
- Seguiremos a pie - le dije con la voz entrecortada
Abrió los ojos como platos
- ¿Seguir a pie? ¡Estamos en medio de ninguna parte! - Me gritó, y tenía razón. 
Vi como la ira se abría paso dentro de ella, abrió la puerta y salió por su propio pie, yo, sin embargo aún tardaría en poder moverme de forma natural, probablemente con el golpe me había roto algo. Cuando se dio cuenta que no la seguía me miró.
- Vamos - Me dijo
- No puedo moverme... - El aire se escapaba de mis pulmones de una forma antinatural
En ese momento su rostro cambió y reflejó únicamente la preocupación que sentía por mí. Vino corriendo en mi dirección.
- ¿Estas bien? ¿Como puedo ayudarte? - me preguntó. 
Estaba medio sentado sobre el freno de mano y traté de incorporarme, pero un pinchazo en un costado hizo que volviese a encogerme. 
- Sácame de aquí, en un rato estaré bien

Kristen
Lo miré atentamente, el dolor se reflejaba en su cara como un eco que no quisiera mostrarme. Le agarré la mano e intenté incorporarlo con toda la suavidad que pude. Un grito ahogado salió de su garganta y no pude seguir, no podía hacerle daño
- Kristen, tienes que hacerlo, este accidente no es casualidad, tenemos que irnos - me decía, pero ya estaba paralizada y mi cuerpo comenzaba a temblar, por el frío, por el miedo, el olor a humo inundaba mis sentidos y me estaba mareando.
- No puedo... - Susurré
Trató de terminar de incorporarse por segunda vez y con un gesto de puro dolor paró. Soltó un taco antes de volver a rogarme
- No puedo yo solo
Volví a acercarme, conteniendo la respiración para impedir que el humo siguiera entrando a raudales en mis pulmones, la cantidad de humo que salía del capó aumentaba por segundos. Sin pensarlo una segunda vez, tiré con toda mi fuerza de su mano. Otro grito y cayó al suelo.
-Gracias - me susurró.
Sin embargo, yo pensé que estábamos en el mismo punto, él no podía caminar y yo no podía cargar con él
-Kristen, escucha - me susurró con toda la dulzura que pudo - el coche va a estallar, y hay mucho humo, tienes que alejarte un poco, tienes que ponerte a salvo - no le dejé terminar la frase
- No te voy a dejar aquí - afirmé solemne
- Escúchame, no me va a pasar nada, yo no puedo morir, pero tu si, vete.
Era la segunda vez que oía esa palabra y no quería obedecer por segunda vez, ya me había arrepentido suficiente la primera.
- ¡No seas terca! - me gritó, adivinando mis pensamientos.
Miré el coche y al bosque que se extendía cerrado como una nube de tormenta a nuestro alrededor. No lo creía, no sabía qué creer, no puedo dejarlo, decía mi mente, pero lo dejé, ahí, tirado en el suelo, mientras caminaba con paso lento hacia los árboles, mientras me adentraba yo sola en el bosque, mientras oía estallar el coche a mis espaldas, seguí a delante, como él había dicho.

7º Entrega

Kristen

Una pregunta rondaba por mi mente: ¿Cómo lo sabía?, sin embargo, cuando hablé, no fue lo que salió de mi boca.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? - no lo miré para preguntar, miraba al cielo mientras esperaba una respuesta, mi mente en realidad vagaba mucho más lejos de allí, en un universo muy lejano en el que todo parecía ir bien, si no, me hubiese puesto histérica.
- Huir, de momento - su frase se quedo en el aire durante unos segundos de silencio, no podía moverme porque entonces caería sobre mí todo el peso de la realidad.
- ¿Huir a dónde? - pregunté en un suspiro entrecortado.
- No lo se...
De repente una carcajada se abrió paso entre mis entrañas y salió atropelladamente por mi garganta. Miré a aquel chico, no lo conocía de nada. Iba a preguntar quien eres pero no me pareció la pregunta más adecuada.
-¿Qué eres? - le dije, mirándole fijamente a los ojos
Me miró atónito y con el rostro desencajado.

Ciro

Cuando me hizo la pregunta mi corazón pareció dejar de latir por un momento y no pude evitar mostrar mi sorpresa.
- Soy... era... no se que soy ahora pero antes era un ángel, ahora... soy un desterrado supongo - traté de fingir indiferencia pero dudo que hubiese parecido algo real.
Ella no volvió a hablar, se subió al coche y cerró la puerta. Dejé pasar unos segundos antes de ponerme en el asiento del conductor.
- No quería meterte en esto, traté de alejarme de ti - afirmé, pero ella no dijo nada más, se quedó mirando hacia el inmenso cielo mientras yo la conducía por lugares que no conocía. Debía de pensar en mi como alguien que había escapado de un psiquiátrico y ojalá todo fuera tan sencillo.